¿Ustedes viven como cristianos?
¿Cuándo Llegue Yo encontraré Fe sobre la tierra?
La humanidad vive en la vorágine, azotada por diversas calamidades.
Se empecina en buscar respuestas a través de ideologías, esoterismo, falsos profetas, para encontrar algún respiro a los ensueños de libertad. Desea escapar del sufrimiento y por lo tanto nos desafía como cristianos a hacernos cargo, no solo con la oración, sino en los testimonios de vida, que arrastran más que las palabras, viviendo cristianamente.
Hoy Cristo Jesús nos anima por El Mismo Espíritu e Ilumina, consuela y provoca a no dejarnos seducir por las tentaciones facilistas que el demonio -como el león rugiente, nos rodea, para caer en sus garras-
Hoy Cristo Jesús nos invita a reflexionar acerca de la propia vida de cristianos:
- ¿Creemos verdaderamente, conscientemente, cristianamente en El Camino, Verdad y Vida que es Cristo Mismo? O, es una suerte de Talismán para que nos sintamos protegidos, de alguna manera, como adoradores de ídolos?
- ¿Creemos en Cristo El Mesías, El Hijo DE Dios Vivo, La Roca Viva, como Centro de nuestra vida, hogar, familia, sociedad, humanidad y el cosmos?
- ¿Podemos afirmar como San Pablo: “Ya no soy quien vive, sino es Cristo que Vive en mí? -Ga. 2,20-
- Porque vivimos dando testimonio con la propia vida, semejante a Cristo Jesús, en el sentir, pensar y obrar, que se refleja en la familia, los amigos, vecinos y en el lugar donde nos encontremos.
- Porque El Amor de Dios ha llegado a nosotros, habitando el propio corazón antes adormecido, ahora, transformado a imagen de Cristo a través de la gracia por la conversión permanente.
- Porque luchamos cotidianamente frente el ataque de los enemigos: -el demonio, el mundo y nosotros mismos-
- La oración, el ayuno y la limosna, con La Eucaristía diariamente, el Sacramento del Perdón frecuente, las obras de misericordia corporales y espirituales son el camino humilde del discípulo, apoyado en La Adoración Eucarística.
- Porque damos razón de La Esperanza a los hermanos que viven desconcertados, enceguecidos o en tinieblas, en un mundo descristianizado, vacío, con angustia y en soledad, aun, estando tecnológicamente conectado.
- Porque confío y me abandono en Jesús El Señor Del Universo que no ha perdido las llaves de La Historia.
¡Alabado sea Jesucristo!
Eduardo
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