"Yo soy el que vive"Ap.1,18: septiembre 2018

ADORACION

MOVIMIENTO DIOCESANO DE ADORACION EUCARÍSTICA PERPETUA - SAENZ 572 - LOMAS DE ZAMORA


¡JESÚS TE ESPERA SIEMPRE!

¡DECÍDETE A VISITARLO!

TE INVITAMOS A LA COMUNIDAD DE ADORADORES

Capilla "María Reina de los Apóstoles"

Capilla "María Reina de los Apóstoles"
Capilla "María Reina de los Apóstoles"

lunes, 3 de septiembre de 2018

EL CORAZÓN OBSTINADO FUENTE DE REBELDÍA

“Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo” -Oráculo del Señor- Ez. 36, 26


Así como el pueblo de Israel -pueblo amado fielmente por Dios- se empecinaba en seguir los caprichos del corazón, también nosotros en este nuevo tiempo, desafiamos con la propia rebeldía al Amor y a la Misericordia del Padre Eterno.
Aparece en lo profundo del corazón de nuestro ser creado -a imagen y semejanza de Dios- una impaciencia y rebeldía existenciales.
La misma se manifiesta en el hartazgo y cansancio desesperanzador, en un momento histórico de nuestra vida destinado a construir una Patria nueva, refundada en el camino, verdad y vida que es Cristo mismo, con la protección Maternal de Maria Santísima.
Sabemos que vivimos tiempos de persecución y martirio, con las asechanzas del demonio, en un mundo ateo globalizado, donde las ideologías impregnaron la familia y desataron la violencia dentro de ella.
Jesús signo de contradicción nos advertía: “el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa---El que no toma su cruz y me sigue no es digno de Mí” Mt. 10, 34-39.
La obstinación y la ceguera nos encierran en el sí mismo, obstaculizando el seguir caminando por el desierto de nuestros días, abrazando la cruz cotidiana para que El Señor haga nuevas todas las cosas.
Reparemos en la imagen de la parturienta que va a dar a luz, con dolores inenarrables, pero en la esperanza y en la alegría de una nueva vida que llega.
El cristiano es fruto de la gracia, y en el discernimiento iluminado por el Espíritu Santo, en la Presencia Viva del Señor que camina a nuestro lado, somos alentados y provocados a través de la conversión del corazón, a un cambio de actitudes, comportamientos y coherencia de vida.
Necesitamos dar razón de nuestra esperanza y confianza a los hermanos, en un tiempo de confusión y oscuridad, para que El Señor de la Historia se manifieste Todo en todos.
“Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras, y se revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente, según la imagen de Su Creador” -dice San Pablo- 1Col. 3, 9-11
Pareciera que hemos dejado escapar la esperanza o bien la perdimos, y sin ella es imposible soñar y construir un futuro sustentable.
Necesitamos soltar nuestros miedos que nacen a menudo de una historia personal muchas veces justificada, pero El Señor nos propone sin ingenuidad, pero con un corazón de niño confiado en las manos de su Padre, dejarnos conducir por Aquel Quien sabe más y quiere nuestro bien, nuestra salvación.
Este es un ejercicio cotidiano si nos proponemos cambiar verdaderamente, sin maquillaje, pero con fe, esperanza y amor, virtudes teologales recibidas como don gratuito en el Bautismo que se acrecientan con La Palabra, el alimento eucarístico, la Adoración y la oración permanente.
Propensos, nos acomodamos con demasiada liviandad y ligereza a un mundo tecnológico que nos seduce y atrapa, pero nos cuesta comprender y discernir.
A menudo caemos en la trampa de la falsedad y nos hacemos conniventes seguidores, según la propia conveniencia, de supuesta libertad, al engendro de ideologías contradictorias, lejanas a la Voluntad de Dios.
El adorador en la Presencia Viva de Jesús Eucaristía se dispone en el misterio, a dejarse atravesar por el Amor, para que el Mismo Espíritu abra los oídos del corazón y podamos escuchar en el silencio de la contemplación, la voz del Señor que nos dice: “No tengan miedo Yo estoy con ustedes”
Que en este nuevo amanecer de la historia de la humanidad en la era de Maria Reina de la Paz, nos conduzca a Su Hijo Jesucristo El Señor, dejándonos educar en el amor confiado, en un corazón nuevo con un espíritu nuevo.



¡Alabado sea Jesucristo!

E.M.M.