"Yo soy el que vive"Ap.1,18: 2020

ADORACION

MOVIMIENTO DIOCESANO DE ADORACION EUCARÍSTICA PERPETUA - SAENZ 572 - LOMAS DE ZAMORA


¡JESÚS TE ESPERA SIEMPRE!

¡DECÍDETE A VISITARLO!

TE INVITAMOS A LA COMUNIDAD DE ADORADORES

Capilla "María Reina de los Apóstoles"

Capilla "María Reina de los Apóstoles"
Capilla "María Reina de los Apóstoles"

viernes, 4 de diciembre de 2020

JESÚS ES LA LUZ PARA LA VIDA DE UNA HUMANIDAD EN TINIEBLA

“Señor esperamos con gozo Tú venida Ven pronto a socorrernos”


Como ciudadanos de la Patria Celestial caminamos por este Adviento, con la alegría y esperanza en la venida de Jesús El Hijo de Dios y María Santísima con Su esposo San José, para celebrar el Gran misterio de la Encarnación. No perdamos la dimensión de nuestra pertenencia de hijos de Dios por la gracia del Bautismo que Jesucristo El Señor nos confiere por Su Sacratísima Sangre y Resurrección para clamar Abba Padre. El itinerario espiritual que nos proponemos en este Adviento muy especialmente en el corazón del adorador/ra ahí donde se palpita la Venida del Emmanuel -Dios con nosotros- nos conducirá por el Amor a la Vida Plena.
Él transformará todo nuestro ser abatido por la prueba pandémica y renacerá en nosotros la persona nueva.
A lo largo de este confinamiento El Señor nos ha despertado de una modorra “naturalizada” -como le dicen ahora-. Es necesario disponer el corazón a una manera o modo muy distinto a lo que nos habíamos fácilmente mal acostumbrado, para crecer y vivir en el Amor en un tiempo de estrechez y condicionamientos en camino a la Navidad.
Quizá, no nos demos cuenta por la inconsciencia o rapidez que vivíamos la Navidad con una sensiblería pasajera, atada a costumbres o ritos familiares más que al verdadero renacimiento de Jesús -Dios Salva- en el propio corazón y en la vida de cada uno de nosotros. 
Quizá, tuvimos que morder el polvo de nuestra hipocresía mundana, para darnos cuenta que somos sagrarios vivos, donde Jesús habita respetando la libertad que le ofrecemos.
Quizá, solo por la gracia despertamos a un tiempo nuevo que nos concede El Señor, para que nos dejemos conducir por Él, sin poner obstáculos o condiciones a la transfiguración que necesitamos. 
El Amor de Dios en Su Infinita Ternura, nos regala el misterio de La Encarnación para configurarnos con Su Hijo Jesucristo, asemejándonos a Él en el sentir, pensar y obrar como testigos de Su Amor.
Detengámonos en La Familia de Nazaret para poder comprender cuál es El Camino, La Verdad y La Vida en estos tiempos donde se ciernen sobre nosotros los ataques a La Vida, a La Familia, a la Sacralidad, silenciándonos con escusas las celebraciones Eucarísticas.
Rechazando a Dios, intentan implantar ideologías que llevan a la destrucción de la persona, de la sociedad y la humanidad toda.
Pero Jesús Viene a romper las cadenas de nuestras propias esclavitudes: los miedos, la indiferencia, la vanidad, el individualismo, la soberbia, la falta de amor, etc.
Jesús Viene a establecer en nuestros corazones Su Reino de Paz, como Príncipe de La Paz, de Fraternidad y de Amor para una nueva humanidad.
Que María Santísima y San José que conocen el camino, nos guíen a Adorar al Hijo de Dios, Al Amor Eucarístico, en la reapertura de la Capilla de Adoración Eucarística, para Gloria de Dios y la salvación de las almas.

   


¡VEN JESÚS QUE TE ESPERAMOS! SANTA NAVIDAD! Y AÑO DE PAZ Y BIEN

ALABADO SEA JESUCRISTO

E.M.M.


sábado, 17 de octubre de 2020

EL ÚNICO NECESARIO ES CRISTO

“Santo es El Señor y muy Digno de Alabanza”



Estamos en los albores de un nuevo tiempo de la humanidad donde el Amor Eucarístico se derramará y transformará los corazones. Las vivencias de hartazgo, impotencia, escases, de sequedad en la oración nos agobian pero paradójicamente nunca como ahora oramos y suplicamos con tanta insistencia. Hay en nosotros sentimientos contradictorios porque buscamos por un lado claridad y certeza en la dispersión a la que nos somete la incertidumbre y por otro lado sabemos que en El Solo Uno y Trino reside la certidumbre.
Es bueno y oportuno reflexionar acerca de lo importante y lo necesario porque se encuentran ambos conviviendo en el corazón de cada uno cotidianamente.
A pesar de las restricciones en que vivimos seguimos igualmente con el dilema para discernir qué es lo importante y lo necesario, muchas veces los confundimos y nos resulta difícil diferenciarlos.
Jesús responde a este dilema en el encuentro con María y Marta en Lc. 10, 38-42.
Si nos detenemos en la escena de las amigas de Jesús podemos bien reflejarlas en la vida cotidiana de cada uno de nosotros e intercambiar los personajes y roles de cada una, Marta en la actividad agitada y María en la contemplación y la escucha con El Señor.
Jesús nos enseña cómo podemos complementar las tareas cotidianas con la contemplación a través de la oración permanente y la escucha.
Y al igual que Marta nos inquietamos y nos agitamos por muchas cosas y sin embargo pocas cosas o más bien una sola es necesaria.
María eligió la mejor parte que no le será quitada.
Más cerca en el tiempo el joven Carlo Acutis desde muy pequeño deja un legado: “Estar siempre unido a Jesús ese es mi proyecto de vida”
Como María, El supo también que es Lo Único y Necesario para la vida, y es Jesús Eucaristía por eso se dedico hasta el último momento de su vida ir mar adentro como fiel testigo del Amor de Dios.
Con los testimonios de su vida en cada lugar y momento se dedicó a difundir por las redes la importancia de la Adoración Eucarística para toda persona que abra el corazón inquieto de conocer, amar y servir a Cristo.
Carlo Acutis como María –eligió la mejor parte que no le será quitada.
Será imprescindible dejarnos transfigurar poniendo el foco en El Único Necesario que es Cristo Mismo.
Sin descuidar lo urgente vivamos las actividades cotidianas contemplando la Vida de Jesús en los misterios del Santo Rosario sirviendo a los hermanos con los testimonios de amor, de fraternidad y misericordia.
María Santísima que en su seno concibió Al Único Necesario al Hijo de Dios nos enseñe amar a Jesús, con la gracia de saber donde se encuentra la Piedra Angular de nuestra vida. 



¡ALABADO SEA JESUCRISTO!

E.M.M.

sábado, 15 de agosto de 2020

EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE COMIENZA UNA NUEVA NORMALIDAD

“Señor crea en mí un corazón puro y renueva la firmeza de mí espíritu”



El amor perseverante es una gracia que necesitamos pedir al Señor en este tiempo donde hay oscuridad, agotamiento y desánimo.
Cansados de no caminar, paradójicamente se hace más evidente la debilidad, la fragilidad y la carencia de lo necesario que estaban saciados por la Eucaristía y no nos dábamos cuenta de la gracia inmerecida.
Pero vamos descubriendo en este desierto cotidiano que El Señor nos conduce y nos nutre con el Maná de Su generosidad, de Su Amor y Su Misericordia a cada uno según lo necesite.
Es verdad, es un tiempo duro, de prueba, donde las fuerzas se acaban y los pensamientos se nublan y se mezcla la necesidad y los deseos insatisfechos se precipitan reclamando como dicen ahora una nueva normalidad que no llega.
La nueva normalidad para los que intentamos seguir a Cristo, comienza en el propio corazón -no afuera- en la medida que dejemos Obrar al Señor como lo tiene dispuesto para nuestro bien, la salvación para la vida eterna.
Nosotros adoradores estamos aprendiendo en este tiempo de gracia, de purificación, a ofrecer con dolor esa intimidad con la Presencia Viva de Jesús Eucaristía en la Capilla de Adoración.
Pero Él ha dispuesto un tiempo para que nosotros crezcamos en el Amor de Dios disponiendo el propio corazón para ser trasfigurado en el servicio de intercesión por los hermanos.
¿Cómo podemos ayudar y acompañar a esta humanidad que se manifiesta omnipotente, soberbia, desplazando al Dios Verdadero de su vida cautivados por ideologías vanas, adorando a otros dioses?
El Adorador consagrado al Amor Eucarístico ha aprendido no por sus méritos sino por la gracia que el camino para ayudar es a través de la oración permanente, con un corazón humilde y confiado “El mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar como es debido” -Rom. 8, 26-
En este padecimiento de la humanidad se encuentra el Amor de Dios Uno y Trino que desea la salvación de todos.
Pidamos a María Madre de la Misericordia que con Su Ternura conduzca a esta humanidad caída por el pecado por el camino de la salvación en Su Hijo Jesús para Gloria de Dios Padre y el Espíritu Santo. Amén



¡ALABADO SEA JESUCRISTO!

E.M.M.

sábado, 30 de mayo de 2020

UN NUEVO PENTECOSTÉS

¡Ven Espíritu Santo renueva con el fuego de Tú Amor el corazón de la humanidad para que renazcan la fraternidad y la justicia!



La humanidad vive como la parturienta con dolores de parto incontenible e insoportable.
Se retuerce en su misma hipocresía y vanidad, con la fantasía de ser omnipotente, pero la realidad le hizo morder el polvo de su torpeza y necedad.
La humanidad busca volver a la normalidad, en la libertad que disfrutaba, pero estos acontecimientos le sacudieron los esquemas y hábitos adquiridos a lo largo del tiempo.
El Padre eterno que Ama al mundo y la Obra de sus manos en Su Hijo y por el Espíritu Santo desean derramar Su misericordia para la salvación.
“Donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad” -2 Cor. 3, 17-
 En este tiempo de perturbación y angustia, el Amor de Dios que ha sido derramado en nuestro corazón por El Espíritu Santo, nos ha permitido crecer a través de la tribulación y las tentaciones para fortalecernos en el Amor.
En la prueba El Señor por la asistencia de Su Mismo Espíritu, nos invita a recorrer el camino a la Casa del Padre, en la confianza y el abandono.
San Pablo nos recuerda: “Todos los que son conducidos y guiados por El Espíritu Santo son hijos de Dios” -Rm. 8, 14-
El tironeo de la urgencia y el miedo, muchas veces nos hace perder o debilitar por el cansancio, la dimensión del Poder Divino sobre la circunstancia que estamos viviendo y padeciendo.
La constancia y la paciencia es la fuerza que nos concede El Espíritu Santo por la gracia, para seguir adelante cuando lo invocamos.
El adorador en la Presencia Viva de Jesús a través de los dones del Mismo Espíritu es iluminado en el discernimiento y la sensibilidad para la escucha de la voz del Señor en el propio corazón.
“El Espíritu Santo que El Padre enviará en Mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les He dicho” -Jn. 14, 26-
Por el don del Espíritu Santo la Santa Madre Iglesia el Pueblo de Dios, en el vicario de Cristo, obispos, consagrados/as serán renovados y fortalecidos en el Amor, y podremos vivir en la alegría y audacia con los testimonios del Evangelio para una nueva esperanza en Cristo Jesús como testigos de Su Amor.
El nuevo Pentecostés que El Señor prepara para una nueva humanidad se focaliza en El Triunfo del Corazón Inmaculado de María como Abogada y  refugio de los pecadores.
Que El Espíritu Santo nos haga crecer en santidad, humildad y amor para Gloria de Dios Padre. Amén



¡VEN ESPIRITU SANTO!

¡Alabado sea Jesucristo!

E.M.M.

jueves, 9 de abril de 2020

EL DESAFIO DE UN TIEMPO NUEVO

“Sí, Yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva” -Is. 65, 17-


Los acontecimientos se precipitan a una velocidad inusitada, donde comienzan a percibirse con meridiana claridad los signos de los tiempos y la pedagogía del Señor que, por Su Gran Amor quiere salvar a esta humanidad pero, muchos se empecinan en negarlo, rechazarlo o ignorarlo.
Comenzamos a darnos cuenta que después de este aislamiento e impensado encierro, la humanidad no va ser la misma.
Los hechos innegables producidos en esta pandemia nos enfrentan con la propia debilidad,  los miedos de perder la vida, también con aquellos valores que habíamos construido a lo largo del tiempo y que hoy se desmoronan, se derrumban, o bien se replantean para ser cambiados.
El Señor nos invita a una Vida Nueva.
Por Su Pasión, Muerte y Resurrección fuimos salvados y redimidos de nuestros pecados para la vida Plena.
Para que la humanidad comprenda que El Señor de la Historia puede cambiar nuestra vida en un segundo, como un ayer que no volverá jamás.
“No debemos ignorar, que delante del Señor un día es como mil años y mil años es como un día” -2 Ped. 3, 8-

En muchos corazones creyentes y no creyentes, de toda clase social, etnia, cultura etc., hay una profunda reflexión y un volver a examinar la vida a la luz de estos impensados acontecimientos: a valorar la familia, el diálogo, la solidaridad, el amor, las creencias, etc.
Nosotros por la gracia y no por nuestros méritos, podemos gustar la Ternura, la Bondad y la Misericordia de Dios en La Presencia Viva de Jesús, que nos ama, nos sana y nos salva.
A pesar de las propias rebeldías El Señor quiere que nos dispongamos a cambiar el corazón obcecado, terco, caprichoso por un corazón que escucha la voz del Señor para ser transfigurado por El Amor.
Nosotros adoradores que “nos creemos” más cercanos, El Señor nos ha sacudido, desinstalado de la soberbia, la hipocresía y el engaño.
Muchas veces silenciamos la conciencia con el balbuceo de algunas oraciones, o con grandes promesas delante de Jesús Sacramentado engañándonos a nosotros mismos.
El Señor nos llama la atención: “no quiero sacrificios sino un corazón humilde disponible para recomenzar una vida nueva resucitada y resucitadora”
Esta Pascua nueva jamás vivida e impensada, iluminada con La Luz de Cristo por el Agua Viva y el Fuego del Amor del Espíritu Santo nos impulse a atrevernos a enamorarnos Del Amor Eucarístico de una manera ferviente, tenaz, perseverante y sin condicionamientos.
Contemplemos a la Santísima Virgen María la Madre del Redentor que siempre en silencio caminó junto a Su Hijo Jesús, enseñándonos con Su Vida el Sí, el servicio obediente, para recordarnos permanentemente: “Hagan lo que El les diga”.


¡ALABADO SEA JESUCRISTO!

¡SANTA Y BENDECIDA PASCUA DE RESURRECCIÓN!

E.M.M.

sábado, 29 de febrero de 2020

LA CRUZ SIGNO DE CONTRADICCIÓN

“El que quiera venir detrás de Mí, que renuncie a sí mismo, que cargue su cruz y Me siga” -Mc. 8, 34-



El camino de seguimiento al Señor es vivir en la incondicionalidad del discípulo misionero atravesado por el Amor de Dios, cargando la cruz cotidiana, sin acomodamientos de confort.
San Pablo nos recuerda: “Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la Vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” -2 Cor. 4, 10-
Si hemos decidido encarnar este llamado y configurarlo en la Vida de Jesús, viviremos en la provisionalidad del peregrino pero, con la certeza de no ser defraudados.
El adorador vive en la alegría y esperanza como el centinela atento a la espera del Señor, sirviendo al corazón de los hermanos, intercediendo por la salvación de los que no creen, no adoran y no aman.
En la paradoja de vivir como signo de contradicción, el cristiano debe morir para vivir llevando a cuesta la cruz cotidiana, donde se pone a prueba la propia fe, cuando decidimos abrazarla o rechazarla.
Dice El Señor: “les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere, da mucho fruto” -Jn. 12, 24-
El desafío de vivir como signo de contradicción nos compromete e interpela a cada uno de nosotros radicalmente en lo profundo del propio corazón, a través de estos cuestionamientos:
•¿Buscamos rehuir cargar la cruz aunque se nos imponga en la propia enfermedad, las pérdidas, la soledad, la angustia, etc.?
•O bien ¿Abrazamos la cruz ofreciéndola y asociándola a la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna?

En este tiempo de Cuaresma, tiempo de gracia, de conversión y penitencia, El Señor nos invita y nos provoca a salir de la mediocridad, y el encierro.
Invoquemos la ayuda del Espíritu Santo para que desnudemos y abramos el corazón, despojándonos de aquello que impide y se interpone al seguimiento del Maestro y en el servicio a los hermanos.
Es un constante y permanente trabajo a destajo, porque el enemigo, el demonio, no duerme, sino que entra fácilmente en la propia debilidad, desánimo e infidelidad.
¿Cómo trabajar incansablemente en esta lucha desigual, si no es con la ayuda de la gracia, a través de la oración del corazón, el sacramento de Reconciliación frecuente que nos dispone y prepara para enfrentar las insidias del demonio?
Con la Presencia Viva del Señor en nuestros gestos de amor, salgamos como María sin demora al servicio de los hermanos que nos interpelan con sus rostros dolientes.
El ayuno y la limosna con las obras de misericordia corporal y espiritual nos asocian a los sufrimientos y necesidades de los hermanos y así podemos entrar en el corazón del Evangelio, donde los pequeños son los elegidos y privilegiados del Señor.
Que María Santísima La Madre de La Misericordia nos ayude a caminar por esta nueva Cuaresma con un corazón humilde y humillado, que necesita ser redimido, para gloria de Dios, y en el servicio y salvación de los hermanos.



¡Alabado sea Jesucristo!

¡SANTA CUARESMA!

E.M.M.