"Yo soy el que vive"Ap.1,18: febrero 2020

ADORACION

MOVIMIENTO DIOCESANO DE ADORACION EUCARÍSTICA PERPETUA - SAENZ 572 - LOMAS DE ZAMORA


¡JESÚS TE ESPERA SIEMPRE!

¡DECÍDETE A VISITARLO!

TE INVITAMOS A LA COMUNIDAD DE ADORADORES

Capilla "María Reina de los Apóstoles"

Capilla "María Reina de los Apóstoles"
Capilla "María Reina de los Apóstoles"

sábado, 29 de febrero de 2020

LA CRUZ SIGNO DE CONTRADICCIÓN

“El que quiera venir detrás de Mí, que renuncie a sí mismo, que cargue su cruz y Me siga” -Mc. 8, 34-



El camino de seguimiento al Señor es vivir en la incondicionalidad del discípulo misionero atravesado por el Amor de Dios, cargando la cruz cotidiana, sin acomodamientos de confort.
San Pablo nos recuerda: “Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la Vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” -2 Cor. 4, 10-
Si hemos decidido encarnar este llamado y configurarlo en la Vida de Jesús, viviremos en la provisionalidad del peregrino pero, con la certeza de no ser defraudados.
El adorador vive en la alegría y esperanza como el centinela atento a la espera del Señor, sirviendo al corazón de los hermanos, intercediendo por la salvación de los que no creen, no adoran y no aman.
En la paradoja de vivir como signo de contradicción, el cristiano debe morir para vivir llevando a cuesta la cruz cotidiana, donde se pone a prueba la propia fe, cuando decidimos abrazarla o rechazarla.
Dice El Señor: “les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere, da mucho fruto” -Jn. 12, 24-
El desafío de vivir como signo de contradicción nos compromete e interpela a cada uno de nosotros radicalmente en lo profundo del propio corazón, a través de estos cuestionamientos:
•¿Buscamos rehuir cargar la cruz aunque se nos imponga en la propia enfermedad, las pérdidas, la soledad, la angustia, etc.?
•O bien ¿Abrazamos la cruz ofreciéndola y asociándola a la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna?

En este tiempo de Cuaresma, tiempo de gracia, de conversión y penitencia, El Señor nos invita y nos provoca a salir de la mediocridad, y el encierro.
Invoquemos la ayuda del Espíritu Santo para que desnudemos y abramos el corazón, despojándonos de aquello que impide y se interpone al seguimiento del Maestro y en el servicio a los hermanos.
Es un constante y permanente trabajo a destajo, porque el enemigo, el demonio, no duerme, sino que entra fácilmente en la propia debilidad, desánimo e infidelidad.
¿Cómo trabajar incansablemente en esta lucha desigual, si no es con la ayuda de la gracia, a través de la oración del corazón, el sacramento de Reconciliación frecuente que nos dispone y prepara para enfrentar las insidias del demonio?
Con la Presencia Viva del Señor en nuestros gestos de amor, salgamos como María sin demora al servicio de los hermanos que nos interpelan con sus rostros dolientes.
El ayuno y la limosna con las obras de misericordia corporal y espiritual nos asocian a los sufrimientos y necesidades de los hermanos y así podemos entrar en el corazón del Evangelio, donde los pequeños son los elegidos y privilegiados del Señor.
Que María Santísima La Madre de La Misericordia nos ayude a caminar por esta nueva Cuaresma con un corazón humilde y humillado, que necesita ser redimido, para gloria de Dios, y en el servicio y salvación de los hermanos.



¡Alabado sea Jesucristo!

¡SANTA CUARESMA!

E.M.M.