EL ADORADOR SIERVO PRUDENTE
¡Ven Señor y no tardes!
En la arrogancia de una humanidad que se jacta con obstinada omnipotencia y exacerbada vanidad de vivir en un mundo violento, con un Dios olvidado y muchas veces silenciado por nosotros -cristianos, católicos- aún desde esta realidad contradictoria:
¡Esperamos la Venida del Señor!
El adorador descubre y prepara el Misterio de la Navidad-Misterio de la Redención en la Presencia Viva del Amor.
-Ven Señor Jesús- porque hemos perdido la alegría y la esperanza, nos cuesta interpelarnos en lo profundo del corazón sin buscar justificaciones ni complacencias.
Nos hemos dejado arrastrar por el facilismo que nos ofrece el mundo.
"Yo les daré una alegría que nadie les podrá quitar" dice el Señor -Jn 16,22-.
-Ven Señor Jesús- ayúdanos a derribar los obstáculos de nuestros caprichos, de la mediocridad espiritual, rutinaria, producto de la tibieza forjada en un -simulacro espiritual- que alienta la hipocresía para esconder nuestra debilidad vacía de fe, esperanza y amor.
"Señor, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con un espíritu firme" -Sal.50,12-.
-Ven Señor Jesús- ¡Príncipe de la Paz! porque necesitamos la paz en nuestra Nación, en la comunidad, en las familias y en nuestro corazón herido por el pecado y rescatado por Tu Preciosísima Sangre, en este tiempo de sobrada confusión, de complejidad y oscuridad crecientes, pero, rico en Gracia y Misericordia.
-Ven Señor Jesús- ayúdanos a comprender desde Tu Mirada los signos de los tiempos que requieren de nuestra humildad y conversión permanente para atender al hermano que sufre, acompañarlo y consolarlo en su desdicha.
-Ven Señor Jesús- Ilumínanos con Tu Espíritu para que preparemos Tu Venida en vigilancia y oración, expectantes, como siervos prudentes, sensatos, con las lámparas encendidas que desborden el aceite divino de Tu Amor.
Los adoradores nos proponemos ser vigías atentos a la Venida del Señor en los últimos tiempos.
-Ven Señor Jesús- enséñanos a amar como Tu Amas, como Tu lo aprendiste en el seno de la Sagrada Familia, para que también nosotros podamos ser educados y acompañados por la Santísima Virgen María y San José que siempre nos conducen por el camino seguro.
-Ven Señor Jesús- que esta comunidad de adoradores renovando el gozo de Tu Venida pueda con júbilo contagiar a nuestros hermanos. Anunciando que -al cumplirse la plenitud de los tiempos- el Hijo de Dios se hizo hombre para infundirnos la alegría de la eternidad prometida.
Así como los Reyes Magos adoraron al Niño Dios en el pesebre de Belén, así también los adoradores Adoramos la Presencia Viva, Real del Amor que prometió quedarse con nosotros hasta el fin de los tiempos.
Paz y Bien
en esta Navidad
¡Alabado sea Jesucristo!
Eduardo
E.M.M.
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