"Yo soy el que vive"Ap.1,18: EL ARQUITECTO DIVINO

ADORACION

MOVIMIENTO DIOCESANO DE ADORACION EUCARÍSTICA PERPETUA - SAENZ 572 - LOMAS DE ZAMORA


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Capilla "María Reina de los Apóstoles"

Capilla "María Reina de los Apóstoles"
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domingo, 15 de mayo de 2016

EL ARQUITECTO DIVINO

“Todos hemos bebido de un mismo Espíritu” -1 Cor. 12, 13-


En estos tiempos de sobrado sufrimiento, angustia, desamparo y vacío, El Señor camina junto a nosotros, sale al encuentro a través de los hermanos, acontecimientos, situaciones que nos revelan Su Amor Misericordioso.
Dice el Señor: “El que me ama será fiel a mi Palabra y mi Padre lo Amará, iremos a él y habitaremos en él” -Jn. 14, 23-
La dinámica del mundo actual y el acoso de la tecnología, si bien nos facilitan el tiempo y las comunicaciones globalmente, pero como contrapartida, vamos perdiendo poco a poco el encuentro, la cercanía e intimidad, el cara a cara con el hermano.
Como excusa, decimos que se nos evapora el tiempo para tocar las heridas abiertas de aquel que clama al cielo, por ser escuchado, asistido y acompañado.
Muchas veces, nos atrapa y obnubila la urgencia, entonces, caemos en los remiendos, en la esterilidad de los movimientos espasmódicos como respuesta.
Postergamos lo primero e importante que es el encuentro con Jesús Pan de Vida, el alimento insustituible e innegable, para que en la contemplación y el diálogo a través de la oración, demos sustento a nuestro discipulado en salida.
La disponibilidad fruto de la docilidad y la gracia, nos ayudan a abrirnos en el silencio del corazón para escuchar al Dulce Huésped del alma.
El Espíritu Santo, El Arquitecto Divino de la vida espiritual, nos educa, haciéndonos recordar y conocer las enseñanzas de Jesús.
Dice El Señor: “Cuando venga el Espíritu de la Verdad, El los introducirá en toda La Verdad” -Jn. 16, 23-
Desde nuestro nacimiento en el Bautismo a la vida de la gracia, hasta la propia resurrección, son obra del Espíritu Santo que habita en nosotros por Amor.
San Pablo nos recuerda: “El Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” -Rm 5, 5-
Ese Amor que se encuentra derramado en nuestro corazón, aparece a menudo, tan olvidado, apagado o rechazado por la propia indiferencia.
Si no invocamos al Espíritu Santo, nuestra vida se convierte en monótona, agria, sin sentido, sin Luz, ni Consuelo.
Invoquemos al Mismo Espíritu en la Secuencia:
Entra en el fondo del alma
Divina Luz y enriquécenos
Mira el vacío del hombre
Si Tú le faltas por dentro.
La paradoja de estos tiempos, es el vacío y soledad, a pesar, del incesante frenesí de las redes sociales, que se asemejan a una nueva Babel de la modernidad.
La consecuencia es la sequedad del corazón, producto de la insaciable insatisfacción del propio hedonismo, que se hunde en el fango del egoísmo e individualismo.
Invoquemos al Mismo Espíritu en la secuencia:
Riega la tierra en sequía
Sana el corazón enfermo
Lava las manchas, infunde
Calor de vida en el hielo
Doma el espíritu indómito 
Guía al que tuerce el sendero
El adorador consagrado al Amor Eucarístico, en la Presencia Real de Jesús -como la sierva sedienta, busca la corriente de agua- invoca al Mismo Espíritu, por los dones y servicios, que santifican la Iglesia de Cristo.
Invoquemos al Mismo Espíritu en la Secuencia:
Reparte tus siete dones 
Según la fe de tus siervos
Por Tu bondad y Tu gracia
Dale al esfuerzo su mérito
Salva al que busca salvarse
Y danos Tu gozo eterno. Amén
Que María Santísima Esposa del Espíritu Santo, Madre de la Iglesia y Madre nuestra, en este nuevo Pentecostés, nos ayude a renacer por el Mismo Espíritu, en el ardor apostólico, para la entrega y el servicio a todos los hermanos.

Ven Espíritu Santo!



¡Alabado sea Jesucristo!

E. M. M.

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